1- Restaurante
Euskalduna
Nació hace dos años. El Euskalduna, un restaurante fuera del espacio y del tiempo. En esa barra en la que el amor es servido en forma de setas o
huevas de gallo. Con hierbas, ralladuras y reducciones. Texturas y sabores. Elementos. Zumos. Aromas. El pez lija y la caballa, la gamba y la palometa parecen salidos de una fábula. Y la tostada que contiene la comida es una metáfora que nos recuerda que lo que que es perfecto no precisa nada más. Es a través de pequeñas cosas que el Vasco viaja en busca de la perfección. En un caldo de pollo ahumado para condimentar un calamar. En una yema a baja temperatura para hacer sublime un boletus laminado. En un zumo de gamba carabinero que da un toque divino a unas migas con gambas. El almidón de un grano de arroz tipo basmati. O en el pan que Rui amasó. A repetir para los que vayan. Un espacio para descubrir a quien disfruta de la elegancia de una buena comida y aún no encontró un lugar para este fin en la muy noble e invicta ciudad de Oporto.
2.- Paseo

El Oporto verde. En el parque. Podía ser en la ciudad. Escuchando entre los plataneros y los chopos el murmullo de Nick Cave fluyendo hacia el horizonte. E en Serralves. Recorrer Clareira das Azinheiras con Richard Serra. Atravesar la Alameda con Claes Oldenburg. Contemplar el cielo en Roseiral con Anish Kapoor y Sky Mirror. Sentir la caricia de la luz en el Lago y en Prado. Y acabar en la Casa de Chá para, con Lou Reed, beber sangría en el parque y cantar “Oh it’s such a perfect day, I’m glad, I spent it with you”.
3.- Exposición
Miró de regreso a Casa. En Serralves. Algunas obras de la colección del Estado portugués son cuadros de la colección de las Fundaciones Miró y Mapfre. Una exposición focalizada en el periodo que precedió la gran retrospectiva de Miró en el Grand Palais, en París en el año 1973. Tensión e ira en la muerte de la pintura. Creación y destrucción. Cuadros destrozados. Quemados. Asesinados. Morir para renacer, para reinventarse. Nuevos materiales. Ready made art. Sacos, cubos, cajas de vino. Algunas obras que no se habían exhibido hace cuarenta años. Y los “sobreteixims” que ya conocemos de la colección “Materialidad y Metamorfosis”. “Miró y la muerte de la pintura”. Una gran exposición en Serralves. Le espera hasta el 3 de marzo.
El Faro-Capilla de San Miguel El Ángel fue el primer faro construido partiendo de cero en Portugal y uno de los primeros de todo el mundo. Fue edificado en 1527 en la zona de Cantareira, por encargo de D. Miguel da Silva, Embajador del Rey ante el Papa, Obispo de Viseu y Abad Comendador del Monasterio de Santo Tirso.
El mirador de Santa Catarina es, a su vez, la plaza de la Capilla de Santa Catarina y de la Senhora dos Anjos (Nuestra Señora de los Ángeles). En lo alto de la freguesía de Lordelo do Ouro. La plaza, de dimensión acogedora, está rodeada por un muro de piedra que nos protege del acantilado y nos invita a aproximarnos.
Es necesario comenzar este viaje con el estómago lleno. Crear una muralla que nos proteja de las agresiones a las que nos vamos a someter. Para ello, nada mejor que una franceshina. ¿El local? El “Requinte”, en Matosinhos, promete proteger a todos aquellos que se aventuran en Oporto.
baja de Oporto. Ahí, empezó el mundo. Adega Sports, Adega D. Leonor y el 77 son puntos de parada obligatoria. Tampoco estos locales no son eternos y, cuando se acerca la hora de cierre, llega la hora de las dudas: echar unos bailes o “romper” la noche. Para el que quiera que su noche se vuelva épica, en mi opinión, sólo hay un local al que ir: Boîte. Espacio refinado, rincones de muchas historias, un lugar con buen servicio donde seremos bien servidos y recibidos, con la música del momento y en un ambiente de locura más o menos generalizado.
El recorrido por la Casa da Irmandade (1754-1758), donde se localiza el Museo, propicia un regreso al pasado, la experiencia de recorrer espacios que, en otro tiempo, fueron privados y destinados a la vida cotidiana de la Hermandad de los Clérigos.
Será también un placer revisitar el Parque da Pasteleira para conocer la transformación que se está llevando a cabo en el antiguo depósito de agua con el fin de acoger uno nuevo polo museológico, el Museo de la Ciudad. Tengo curiosidad por saber como se manejará la historia de la ciudad dentro de los sucesivos espacios del antiguo depósito.
Vivir, o estar en Oporto, en estas fechas hace necesario testimoniar el modo en que la ciudad vive este momento central de su espiritualidad. Me atrevería a decir que, por lo menos una vez en la vida, para no robar público a otras parroquias, sería obligatorio participar en la extraordinaria Misa del Gallo en Lapa. La Navidad también es magia, y la magia no es incompatible con la solemnidad. La experiencia de la Misa del Gallo en Lapa es esto mismo: magia y solemnidad. Allí el espíritu se despierta de modo sublime a través de los diferentes sentidos. Por lo que se refiere a la vista se maravilla con la riqueza artística de la iglesia y con el rigor estético de la celebración. El olor del tradicional incienso refuerza la intensidad del momento y la música de extraordinaria ejecución y delicada escucha llena el tiempo entre las palabras que dan sentido a todo lo demás. ¡Es una experiencia única!



