Iglesia de San Lorenzo o Iglesia dos Grilos, una visita que no se ha de perder, con una vista panorámica sobre el río Duero, la Invicta y la orilla de Gaia
Un paseo por el centro de la ciudad con destino a la catedral de Oporto es una ruta habitual para los turistas que visitan la Invicta (Porto). Descubrir la ciudad es una aventura. A medida que caminamos por las estrechas calles de la ciudad antigua vamos descubriendo sus secretos y sus curiosidades.
Invitamos hoy al turista a aventurarse a adentrarse por el Barrio de la Catedral. La Catedral, imponente, es el punto de partida de nuestra aventura. Más allá, a pocos metros, en un callejón que parece no tener salida, surge la iglesia de San Lorenzo, más conocida como la Iglesia dos Grilos que, junto al Colegio homónimo, está clasificada como Monumento Nacional.
Comenzó a ser construida por los jesuitas en el siglo XVI y fue terminada en el siglo XVII. Si la mayoría de las iglesias ostentan una riqueza y opulencia muchas veces exageradas, la iglesia dos Grilos sorprende por sus líneas simples que dejan las paredes desnudas y sin adornos.
En la iglesia destacan el lindo altar de Nuestra Señora de la Purificación, el fantástico órgano con 1500 tubos que, según los registros fue construido a finales del siglo XVIII y el pesebre, una construcción única, datada del siglo XVIII y cuya autoría es atribuida a Machado de Castro. En Navidad, además de la tradición en tantas otras iglesias de la ciudad, es posible apreciar este rarísimo pesebre compuesto por decenas de figuras y que luego es colocado a la entrada de este monumento.
La Iglesia dos Grilos, a pesar de llamarse Iglesia de San Lorenzo, fue inicialmente la Iglesia y el Colegio de los Jesuitas. Con la extinción y expulsión de los jesuitas por el Marqués de Pombal, en el siglo XVIII, la iglesia fue donada a la Universidad de Coimbra y más tarde comprada por los Padres Descalzos de la Orden de San Agustín, quienes por tener su residencia principal en Lisboa en la Calçada dos Grilos, eran coloquialmente llamados Padres Grilos. Y es de esta forma como se empieza a llamar a esta iglesia, la Iglesia dos Grilos, a pesar de no residir ya aquí.
El Museo de Arte Sacro y Arqueología de Oporto –con acceso por una puerta contigua a la izquierda de la iglesia- expone una colección de piezas interesantes desde estatuas de santos, a joyería religiosa y otras piezas litúrgicas. Es también aquí en el Museo donde, desde un magnífico porche, se puede tener una vista sin par sobre Oporto y Gaia y sobre el río Duero. ¡Una vista deslumbrante que no puede perder!
El recorrido por la Casa da Irmandade (1754-1758), donde se localiza el Museo, propicia un regreso al pasado, la experiencia de recorrer espacios que, en otro tiempo, fueron privados y destinados a la vida cotidiana de la Hermandad de los Clérigos.
Vivir, o estar en Oporto, en estas fechas hace necesario testimoniar el modo en que la ciudad vive este momento central de su espiritualidad. Me atrevería a decir que, por lo menos una vez en la vida, para no robar público a otras parroquias, sería obligatorio participar en la extraordinaria Misa del Gallo en Lapa. La Navidad también es magia, y la magia no es incompatible con la solemnidad. La experiencia de la Misa del Gallo en Lapa es esto mismo: magia y solemnidad. Allí el espíritu se despierta de modo sublime a través de los diferentes sentidos. Por lo que se refiere a la vista se maravilla con la riqueza artística de la iglesia y con el rigor estético de la celebración. El olor del tradicional incienso refuerza la intensidad del momento y la música de extraordinaria ejecución y delicada escucha llena el tiempo entre las palabras que dan sentido a todo lo demás. ¡Es una experiencia única!

La actual iglesia, reconstruida el siglo XVIII, se alzó en el lugar donde anteriormente había otro templo de origen medieval. Miragaia, junto al río Duero, fue una de las primeras zonas habitadas de la ciudad. Nacida en el corazón de una comunidad pescadora bastante devota, esta iglesia fue consagrada a San Pedro, santo patrón de los pescadores.
Dice la leyenda que, en el lugar donde fue construida la Igreja de São Lourenço, se escuchaba el constante cantar de los grillos. Por eso, la iglesia es, incluso hoy día, conocida como la Iglesia dos Grilos.
Discretamente situada en la confluencia de dos calles y con una arquitectura aparentemente simple, esta capilla merece ser visitada.
También conocido como Castillo de San Juan de Foz, esta fortaleza fue construida para proteger la ciudad de los ataques piratas y de los navíos de países enemigos.

