Ramiro, el rey cristiano, atacó la fortaleza morisca para rescatar a su esposa, la reina Gaia, que había sido secuestrada por Alboazar. A su regreso, Ramiro le preguntó por qué lloraba tanto. Gaia, mientras mira las ruinas del castillo de Alboazar, responde que allí era realmente feliz. Enojado, el rey le dijo: “¡Así que apunta, apunta… Gaia, porque es lo último que verás! Entonces él la mató. Así nació el nombre de la parroquia de Miragaia.
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