D. Antonio Ferreira Gomes: hacer el bien sin temer el castigo

D. Antonio Ferreira Gomes: hacer el bien sin temer el castigo

Sería deshonesto, e incluso extraño, negar la dimensión y el impacto político de una figura como la del antiguo Obispo de Oporto, D. Antonio Ferreira Gomes (1906–1989), reconocido como un crítico del régimen dictatorial del Estado Nuevo de Portugal que estuvo en vigor desde 1933 hasta el 25 de abril de 1974. Pero es fácil desenfocar la mirada y mermar a la persona cuando estrechamos la perspectiva a partir de la cual procuramos comprender algo. Entender que en Dios se puede encontrar la fuerza liberadora, la confianza que da a los gestos y a las palabras la liberación de todos los poderes temporales (sobre todo de aquellos que se creen eternos), prevendría de muchos engaños. Es un error reducir a D. Antonio a actor político y leer a partir de sus gestos y de sus intenciones.

El Obispo de Oporto fue un hombre de Dios, movido por el deseo de fidelidad a la iglesia y a la Doctrina Social. No quiso estar por delante de su tiempo. Fue, por ser un hombre de su tiempo, capaz de saber leer los dramas humanos, sociales y religiosos del momento que vivió. Por esta razón, generó tanta resistencia. La carta que escribió a Salazar, y que acabó por contribuir a su exilio de diez años (1959-1969), revela su capacidad de comprender la realidad. Escritas un 13 de julio de 1958, aquellas líneas pretendían preparar un encuentro con Salazar. Se trataba de un memorándum a través del cual D. Antonio quiso presentar al Presidente do Conselho los temas y cuestiones que le gustaría discutir en la reunión que debían mantener.

La carta revelaba su sensibilidad a la injusticia. Siguiendo la Doctrina de la Iglesia, hablaba de la necesidad de que los frutos del trabajo fueran distribuidos equitativamente, reconocía el derecho a la huelga, denunciaba las miserias humanas y abría la posibilidad a la creación de partidos. Deseaba para los católicos una formación política y cívica que les posibilitase una participación consciente y libre en la vida social. La carta acabaría por ser revelada públicamente. El Obispo de Oporto negó siempre cualquier responsabilidad en este incidente.

Lo que movía a D. Antonio Ferreira Gomes no era un pasatiempo infructífero o una acción en busca de protagonismo. A partir de la lectura profunda y exigente de la realidad, libre de miedo, porque creía en Dios, buscaba el bien y la justicia.

Esta raíz espiritual es,, muchas veces difícil de captar. Son pocos los que han sido capaces de comprender al ser humano a partir de convicciones y motivaciones tan profundas. Pero solo estas sustentas a los hombres libres. Y solamente quien es libre encuentra el desapego de procurar el bien sin temer el castigo.

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15 diciembre, 2018 / ,
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